jueves, 15 de mayo de 2008

Franco Battiato en el 10db

Fantástico concierto el que ofreció Franco Battiato anoche en el festival 10db de Burjassot. Basado en su último disco “Il Vuoto” (el vacío), que salió el año pasado, este sexagenario siciliano ofreció casi dos horas de excentridad, elegancia y pop de cinco estrellas.

Battiato es un caso realmente único: su carrera es un ejemplo de libertad artística sin cortapisas, asumiendo riesgos suicidas sin el menor titubeo. Empezó haciendo “canción melódica” allá por los 60; pasó a la experimentación en la siguiente década, con extraños discos cercanos al rock progresivo (Fetus, Pollution, Sulle Corde di Aries), y en los 80 se convirtió en un personaje popular en nuestro país, con tonadas de pop sintético e inmediatamente accesible. Sin embargo, sus hermosas aunque algo bizarras letras causaban la hilaridad de los necios (todavía más en sus versiones españolas). Posteriormente, ha compuesto óperas, ha dirigido dos largometrajes y, por supuesto ha seguido lanzando discos pop, eso sí, pasado por su particularísimo filtro.

Y es que como las Vainica Doble, el amigo Battiato no duda por un momento en mezclar frases en inglés, sonidos electrónicos, coros operísticos, acústicas, eléctricas, violines, etc… con largos poemas en los que sobrevuela la influencia del tradicionalismo. Su obra siempre ha tenido una intensa vinculación con lo espiritual (L’era del cinghiale bianco), y con escritores como Julius Evola o Ananda Coomaraswamy. También ha escrito bonitas canciones de amor, como La stagione dell’amore, La Cura o E ti vengo a cercare.

Sonaron casi todos sus hits: Centro di gravità permanente (genial), Voglio vederti danzare (esta la cantó en español), Bandera Bianca, Prospettiva Nevski… y bastantes otras extraídas de “Il Vuoto”, como Niente É Come Sembra, I Giorni Della Monotonia o la que abre el disco, de título homónimo. Eché en falta alguna, por ejemplo I Treni de Tozeur, que se presentó al festival de Eurovisión de 1984 y quedó en tercer puesto (no me extraña que los italianos terminaran por retirarse de esa casposidad). Además el marzo pasado estuve precisamente por Tozeur (Túnez) y no podía quitarme esa canción de la cabeza, aunque tampoco pude ver ni un maldito tren… claro que la canción parte de un espejismo sufrido por Battiato.

Tampoco hubieran sobrado Up Patriots to Arms o una que me gusta mucho, la pieza más pop de “Fetus” (1972) Una Cellula. Aunque me temo que hace tiempo que no toca nada de la época setentera, y es una lástima, porque “Fetus” es un disco de lo más interesante. Raro sí, lo es un rato, empezando por la portada y el concepto, pero a su vez es extrañamente adictivo. Poca gente sería capaz de atreverse con una cosa así…pero Battiato no es de los que renuncia a sus visiones, por disparatadas que puedan parecer en un principio. Julian Cope hizo un comentario de este disco en su página. Véase aquí.

El sonido estuvo bien; tan sólo hubo un par de fallos sin demasiada importancia. Claro que era un recinto bastante reducido y eso suele favorecer las condiciones acústicas. Llevaba un pianista, un teclista, un batería, dos guitarras y un bajo (que forman parte de un grupo de rock italiano del que no recuerdo el nombre), además de unas chicas que hacían voces.

No pude pedir mucho más. Ah, también muy sugerente el poema insular de Manilo Sgalambro, otro siciliano con el que Battiato compone las letras codo con codo desde hace unos años.

domingo, 11 de mayo de 2008

Ya nos pertenecíamos

"Antes de que lo supiéramos ninguno de los dos, ya nos pertenecíamos.

Cuando estaba ante ella, felizmente sosegado, con el corazón pleno de agasajos, y callaba, y toda mi vida se entregaba en los rayos de los ojos que sólo a ella la veían, sólo a ella la abrazaban, y ella entonces volvía a contemplarme con una tierna duda y no sabía dónde estaba yo con mis pensamientos, cuando a menudo, hundido en su alegría y su belleza, la espiaba al realizar alguna de sus encantadoras ocupaciones, y al más íntimo movimiento, como la abeja en torno a las ramas vacilantes, mi alma vagaba y volaba, y cuando ella entonces se volvía hacia mí con pensamientos serenos y, sorprendida por mi alegría, me obligaba a disimularla, y ella volvía a buscar y a encontrar la calma en su querido trabajo...

Cuando, con maravillosa clarividencia, descubría cada acorde y cada discordia en las profundidades de mi ser en el momento mismo en que aparecían, antes incluso de que yo mismo las percibiera, cuando ella apreciaba la menor sombra de una nubecilla en mi frente, la menor sombra de melancolía, de orgullo en mis labios, la chispa más insignificante en mis ojos, cuando vigilaba el flujo y el reflujo de mi corazón y presentía, llena de inquietud, las horas sombrías, mientras mi espíritu, excesivamente derrochador, manirroto, se consumía en abundantes peroratas, cuando aquel ser querido, fiel como un espejo, me denunciaba la más ligera alteración en mi mejilla y a menudo me amonestaba con amistosa solicitud por la versatilidad de mi forma de ser y me regañaba como se hace con un niño al que se quiere...

¡Ah, aquella vez en que tú, toda inocencia, contaste con los dedos los escalones que había desde mi refugio hasta tu casa, cuando me enseñaste los caminos por donde paseabas, los sitios donde solías sentarte, y me contaste cómo habías pasado allí el tiempo, y acabaste diciéndome que ya entonces sentías como si yo también hubiera estado desde siempre allí...

¿No nos pertenecíamos ya desde hacía mucho tiempo?"

Friedrich Hölderlin, Hiperión o el eremita en Grecia. Traducción de Jesús Munárriz. Ed. Hiperión, Madrid, 2007.

sábado, 10 de mayo de 2008

Speed Racer

Anoche fui a ver la última película de los Wachowski, Speed Racer. Nunca he sido un fan de este dúo; eso sí, hay que reconocer que son unos formidables vendedores de humo (véase "Matrix", un brillante videoclip aderezado con monsergas pseudofilosóficas, toques de espiritualidad barata e interminables combates de artes marciales a cámara lenta). Matrix es una película dirigida al pajero medio. No es tan mala -me refiero a la primera, las otras dos simplemente me irritan- pero no soporto que vengan a sermonearme sobre sus virtudes visionarias y demás zarandajas.

Speed Racer no tiene nada de eso, por suerte. No es más que una adaptación de una serie japonesa de los años 60, creada por Tatsuo Yoshida y que fue conocida aquí como Meteoro. Por lo poco que recuerdo de ella (la pasaban en Telecinco cuando yo era pequeño), era una serie bastante chorra, con argumentos absurdos y personajes bobos... supongo que los hermanos Wachowski serían fans en su infancia y todo eso. Así que han decidido homenajearla con esta película, dos horas y pico de CG, con colorines hipersaturados (se sale del cine ligeramente aturdido ante tamaño abuso cromático).

Lo bueno es que la película era lo que esperaba, ni más ni menos: una historia simplona, predecible y alargada por un despliegue de excesos que es su única razón de ser. Una mezcla de Spy Kids y un juego de Nintendo. Física alterada, colores alterados, coches realizando saltos y piruetas inverosímiles, explosiones (que molan bastante, por cierto), y la cámara en modo acordeón, moviéndose sin parar hasta marear al pobre espectador, cuyos sentidos son violados durante 135 minutos sin descanso.

Y poco más se puede decir de ella.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Justice - Stress

Acabo de ver el vídeo oficial del tema "Stress" del nuevo dúo electrónico gabacho à la Daft Punk , Justice. Aquí está, en todo su violento esplendor. Si no queréis quedaros con mal cuerpo, dejadlo para otro día, lo aviso. En Francia está causando una polémica considerable...



La verdad, no sé muy bien que pensar del clip. Sobre todo, me pregunto a quién pretenden "dirigirse" Justice con este vídeo. ¿Realmente esto sirve de algo, además de para promocionar la canción? Si no, por qué los protagonistas llevan la dichosa cruz -es el signo que identifica a este grupo- bien visible todo el rato en la cazadora de cuero? ¿Realmente pretenden "concienciar" a alguien con este repertorio de violencia gratuita? Yo tengo mis dudas.

Detesto un poco esa coolificación de la violencia para que los blancos de clase media vivamos fantasías de ghetto en la seguridad de nuestra casa pequeñoburguesa. Y más si va acompañada de estas pretensiones de hiperrealidad. No, no soy fan de Gaspar Noé; sus pelis me parecen una soberana mierda.

Por otro lado, el vídeo en sí está bien realizado. Es una mezcla del de "Smack my Bitch Up" de Prodigy y el de "Come to Daddy" de Aphex Twin (aunque esos eran bastante mejores). Los guiños que hace Romain Gavras a esos vídeos evidencia quiénes son los receptores potenciales. No sé, realmente no sé...

viernes, 2 de mayo de 2008

Nobuyoshi Araki

Nobuyoshi Araki (1940, Tokio) es un fotógrafo muy estimulante para el ojo occidental. Y lo es por varios motivos: en primer lugar, es un artista marcadamente japonés, cuya mirada no ha sido prácticamente contaminada por las de los autores extranjeros. Su influencia fundamental, lo que atraviesa todo su trabajo, es su vida, el mundo que le rodea. Y ese mundo, el Japón moderno, se presenta al habitante medio de occidente como lo más parecido a un planeta extraterrestre que pueda encontrarse. Pero además de eso, Araki es sin duda una víctima de la compulsión de crear y consumir muchas imágenes. El gusto nipón por la saturación se pone en evidencia en su manera de hacer, desechando formalismos y rigideces compositivas y respondiendo a un impulso marcado por la velocidad y la intuición. Realizando del orden de 70 u 80 fotografías por día -como afirma en una entrevista con Jérôme Sans- su producción es inabarcable. En su obra late una notable agresividad, una sensación constante de transcurso. Sus visiones están plagadas de diagonales, apenas hay reposo, todo es desorden, vida palpitante.



Araki ha editado multitud de libros; libros en los que le es posible adoptar una "estrategia" diferente a sus exhibiciones habituales en museos y galerías. En las páginas de esos libros las fotos están situadas de una manera tal que reconstruyen una historia. El tiempo de las historias está muy fragmentado y las imágenes se suceden a toda velocidad, sin dejar un momento para el respiro. Según Koshi Ueno, un crítico nipón, “La fotografía para Araki es más que una documentación de los hechos. Las fotos constituyen un drama (una historia de amor) que imita la realidad.” Esto lo acerca en cierta manera a la obra Nan Goldin (de hecho, ambos reconocen compartir obsesiones similares). Sin embargo, en el caso de ésta la identidad de sus modelos aparece revelada, no así en el caso del japonés. La ausencia de esa identidad revelada confiere a sus modelos una dimensión casi mítica: las colegialas, los dinosaurios de plástico (sus alter-egos), mujeres atadas... y flores, sexos, apareciendo y reapareciendo al otro lado constantemente.

Cámara en ristre, dispara contra todo aquello que le rodea a lo largo del día; así, vemos capturados por su cámara asesina (pues, según él, fotografiar es asesinar), desde árboles, calles, habitaciones, cementerios o nubes a cualquier persona que se encuentre en su radio de acción. Aunque expone los resultados de su fiebre en galerías, el japonés nunca se ha caracterizado por una devoción especial hacia los originales. Ha llegado incluso a exponer fotocopias de sus obras, impresas sobre papel y cubriendo los muros de las salas, disponiendo asi decenas de fotografías juntas. De esta manera, el visitante se ve obligado a escoger, -puesto que le es imposible captarlas todas de una vez- su itinerario particular, navegando entre los restos de memoria que el autor ha dispuesto. También ha utilizado a veces otro sistema que le permite mostrar ese transcurso imaginario: slide shows, es decir mostrarlas mediante un sistema de proyección, en una doble pantalla.

A pesar de la gran fama que ha alcanzado en su país, ha sido siempre un fotógrafo acompañado por la polémica. Causó un gran escándalo cuando expuso en una galería las fotografías que documentaban la enfermedad y posterior muerte de su esposa Yoko, que tuvo lugar en 1990. Además de eso, ha sido acusado repetidas veces de pornógrafo y de cosificar a sus modelos . Es cierto que las fotografías de Araki son explícitas en lo sexual, pero su manera de tratar el sexo está algo alejada de la pornografía convencional, en la que siempre impera una dimensión aplastantemente falocéntrica (incluso en la realizada por mujeres, que puede ser tanto falocéntrica como simplemente risible). No es ese el caso de Araki, a pesar de que su cámara, además de asesinar, es una “cámara-falo” según, de nuevo, él mismo. Incluso cuando se sitúa al otro lado, el japonés no deja de acercarse al ideal de hombre lesbiano. Y en cualquier caso, las chicas se pelean por que este bizarro personaje de gafas redondas, pajarita y tirantes, les fotografíe.

Las mujeres son el centro de gravedad permanente de su obra, como él ha remarcado en repetidas ocasiones: “Para mí, la mujer es fotografía (…) Las mujeres tienen todos los encantos de la vida. Tienen todos los atributos esenciales: belleza, fealdad, obscenidad, pureza… mucho más que la naturaleza (…) Un fotógrafo que no hace fotos de mujeres no es un fotógrafo, o lo es de tercera clase. Las mujeres te enseñan más acerca del mundo que leer La Comedia Humana de Balzac. Sea tu esposa, una mujer de una sola noche o una prostituta, las mujeres te enseñan cómo se mueve el mundo”.

Tokyo Lucky Hole, (Ohta Shuppan, 1990), uno de sus libros más célebres, ofrece un ameno e hipercinético recorrido por Kabuki-cho, en el barrio de Shinjuku. En la primera mitad de los ochenta, Shinjuku era el lugar donde se concentraba la industria sexual (burdeles, sex-shops, sitios de masaje). El título hace referencia a una especie de cubículos en los que hay abierto un agujero. Los clientes introducen el pene dentro de ese agujero y al otro lado –por lo menos así lo han de creer- hay una mujer para acariciarlo, chuparlo o lo que se tercie. Taschen lo editó en 1997. En este libro se puede seguir un viaje frenético por entre todos estos lugares, cargado de energía, vida y alegría. Y como toda alegría, amenazada constantemente por la muerte (a fin de cuentas otro de sus temas principales) y unida a esa extraña tristeza que la acompaña.

En Arakimentari, un documental realizado en 2004, su amigo y admirador, el grandísimo Takeshi Kitano, comenta lo siguiente: “Araki es capaz de disfrutar de su trabajo más que yo, al menos esa es la impresión que me da. No creo que sufra demasiado. En mi caso… Yo sufro mucho, incluso cuando disfruto del trabajo…

A veces me pregunto si realmente me gusta mi trabajo. Araki parece divertirse mucho. Esa es la diferencia. Su trabajo es tan bueno porque disfruta tanto con él. No es lo mismo en mi caso. No creo que mi trabajo sea tan bueno como la gente dice…”

Más frases de boca de nuestro hombre:

“No tengo ninguna ideología en especial, ideas sobre arte o filosofías al respecto”

“A menudo aparezco en fotografías mías en las que escenas de bondage o sexo tienen lugar. Pero no tengo el papel principal (…) Prefiero la fotografía al sexo."

“En cuanto al sexo, estamos en una época en que se ha empobrecido, creo, al menos comparado con el del período Edo. Aún así, hay una atmósfera confusa alrededor del sexo que me gusta”.

“El kinbaku (hacer nudos con cuerdas) es diferente del bondage. Ato a las mujeres porque sé que sus almas no pueden atarse. Sólo lo físico puede atarse. Poner una cuerda alrededor de una mujer es como rodearla con el brazo.”

“Las fotos en blanco y negro representan la muerte. Hacer una foto es asesinar (…) Es por eso que trato de resucitarlos. Quiero añadir el calor del cuerpo, pasión, erotismo. Esto me produce un deseo inconsciente de pintarlas.”

“(Pongo fechas) como parodia, para indicar que la perfección no fue alcanzada, ni tampoco buscada. Si hay una fecha impresa en la foto, no puede ser una obra maestra (…) La fotografía sólo dice que ese día, ese momento era hermoso. ¡Eso es la vida! Nada es mejor que un diario”.

“Siempre he querido ser conocido por montones de gente, la mayor cantidad posible.”