lunes, 10 de marzo de 2008

MTV Winter

Este miércoles estuve en el MTV Winter, un evento musical que se celebró en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Como era gratis y soy pobre, arrastré mi culo hasta allá, pese a que estaba refrescando bastante aquel día (de hecho llevo constipado desde entonces) y a que lo único que me interesaba del cartel era The Cure. Empezaba a las 8; llegué allí sobre las 6 y media y el recinto se había convertido ya en el Parque Nacional de Emolandia. Indescriptibles las pintas de la peñuki; flequillos, maquillaje, cruces, negro, negro y más negro, como los diseñadores de moda. Eso sí, vi a una chica con un estilismo absolutamente genial (gafotas grandes, camisa azul, corbata…); lástima que no pude echarle una foto. Yo, por mi parte, iba con unos amiguetes jevis, sector al que siempre he defendido, por considerar que lo forma buena gente en general, pese a sus (para mí) incomprensibles gustos. Debería haber cogido la chupa de cuero para la ocasión.

Poco antes de empezar el concierto ya estaba encajonado entre un grupo de erasmus alemanas (bastante interesante) y unos borrachos gritones con rastas. Odio a los jodidos borrachos cuando estoy sobrio, y más si se dedican a poguear y a homoerotizarse continuamente. Entre otras cosas.

Bueno, pasemos al concierto en sí. Los primeros: From First to Last. Ni puta idea de quiénes eran estos payos, pero hubiera preferido no saberlo nunca; es de los grupos más malos que recuerdo haber visto. Pesimisimísimos. El cantante era absolutamente ridículo: hay una regla no escrita que dice que las camisas de manga corta son una puta mierda siempre, salvo que sea Homer Simpson el que las lleve. Grititos, teenage angst de baratillo sobre riffs guitarreros puestos uno detrás de otro, sin orden ni concierto, las canciones no iban a ninguna parte. Todo un conjunto de clichés hardcoretas emo-rrágicos archigastados… y encima ni siquiera podía redimirme con uno de los principales alicientes de un concierto: que la música gane una presencia más física, que los bajos y la batería hagan vibrar tu caja torácica a tope. El volumen estaba excesivamente bajo. Por cierto, el teclista, presa de la emoción, perjudicó bastante su maquinaria de un cabezazo. Los demás deberían haber seguido su ejemplo, a lo mejor habría salido algo interesante.

Después subieron HIM. Coñazo, y que me perdonen sus fans. Aunque la verdad es que comparados con los otros casi eran buenos. A mí me sonaban bastante a unos Black Sabbath (grupo al que aprecio pero tampoco idolatro) como en más limpio, cursi y romanticoide. Love Metal, vaya. Por otro lado, Ozzy Osbourne se mea en Ville Valo, el cantante (del que una amiga es fan incondicional), un tipo demasiado consciente de su imagen como para cantar con un mínimo de… ¿actitud? Jajaja, actitud. Anda que yo también, mencionando esto en un concierto organizado por MTV…

En los únicos en los que podría verse algo de “actitud” era, al fin, en The Cure. En realidad no soy un gran fan del grupo; me gustan sobre todo los singles, y para ser fan te tienen que gustar también cosas como el “Disintegration” y el “Pornography”, y a mí no me gustan… bueno, el último sí me gusta un poco. Por suerte, y a diferencia de la otra vez que pude verles (En el FIB 2002, donde me aburrí como una seta), en esta ocasión desempolvaron, durante más de dos horas, su estimable colección de singles cojonudos: “Just Like Heaven”, “In Between Days” (suena a New Order, por tanto es eXelente), “The Walk” (Blue Monday II), “Friday I’m in Love”, “Pictures of You”, y una de las que me gustan del “Pornography”: “One Hundred Years” (It doesn’t matter if we all die…). Sin embargo, de nuevo el volumen no nos acompañó, era insuficiente a todas luces. Además, casi todas las canciones me suenan mejor en disco, más puliditas y con tecladitos ochenteros.

En el bis, cosas como “Close to Me” y la clasicota “Boys Don’t Cry” para rematar, que en realidad no llegué a oír (también me perdí "A Forest") porque mis jevis ya no aguantaban más, se aburrían muchísimo. Yo estaba ya también al borde del derrumbamiento, después de estar más de seis horas de pie y con el estómago vacío. ¿Mereció la pena? Hombre, era gratis… pero ni se podía uno acercar a la barra (creo que ni había, al menos yo no la vi), con lo que contábamos con otro aliciente menos. En cualquier caso, pasamos el rato.

Pero esa frase me suena cada vez peor, la verdad.

sábado, 8 de marzo de 2008

Prefab Sprout - The King of Rock'n'Roll

Prefab Sprout era uno de los grupos que más me gustaba cuando solía poner los vinilos de mi padre en busca de pop perfecto.

Me he reencontrado con esta canción años después, The King of Rock’n’Roll, (la única que consiguieron colar en el Top 10 allá por 1988), y no puedo quitármela de la cabeza. La canción es bastante chorra, en el fondo (acorde con el vídeo), y esos teclados súperochenteros -cortesía de Thomas Dolby- suenan hoy a fritanga retrofutura. Pero bueno, todo es efímero en esta vida, incluyendo el arte; y no digamos ya lo pop. Y en cualquier caso, Paddy McAloon tenía un gran talento para hacer estupendas canciones. Era un grupo la mar de majo. Incluyo alguna otra más para equilibrar ese "Hot dog, jumping frog, Albuquerque!"


The King of Rock’n'Roll, del álbum “From Langley Park to Memphis”(1988)


Cars and Girls, de “From Langley Park to Memphis” (1988)


Goodbye Lucille #1 (Johnny Johnny), del álbum “Steve McQueen”(1985)


When Love Breaks Down, de “Steve McQueen” (1985)


We Let the Stars Go, del álbum “Jordan: The Comeback” (1990)

Cerraré el post con un par de las más “recientes” (de 1997 y 2001 respectivamente). Ya sabía que Paddy McAloon sufre una extraña enfermedad que deteriora su visión… ¡pero ahora me he enterado de que también tiene problemas con el oído! En fin, la vida es una zorra. Lo último que sacó, me indican los internets, fue un LP en solitario, en 2003, llamado I Trawl the Megahertz.


Prisoner of the Past, de “Andromeda Heights”(1997)


Cowboy Dreams, de “The Gunman and Other Stories” (2001)

sábado, 1 de marzo de 2008

Krautrock Vol.4: Popol Vuh


Popol Vuh - In den Gärten Pharaos (1971)

Sello: Pilz. Reeditado en CD junto con “Aguirre” y “Spirit of Peace” en el sello Spalax (Francia, 1996) y en Italia en 1994, en el sello High Tide. Posiblemente habrán más reediciones por ahí, pero es un lío de cojones.


Miembros:

  • Florian Fricke (n.1948, fallecido en 2001): Melotrón y sintetizador Moog.
  1. Aguirre (6:17)
  2. In the Gardens of Pharao (17:39)
  3. Vuh (19:58)
  4. Spirit of Peace (20:46)

Bajo este nombre, que hace referencia a un famoso códice maya, se esconde un enigmático músico llamado Florian Fricke. Su música -a diferencia de grupos como Neu! o Can- no incide tanto en el poder del ritmo o la repetición como en la creación de atmósferas, vinculándose así a la corriente más ensoñadora de la música electrónica en Alemania (Tangerine Dream, Klaus Schulze). Además, en el caso de Popol Vuh encontramos una marcada vertiente religiosa; tras Mayo del 68 y en plena época hippy, muchos jóvenes –algunos de ellos en grandes poltronas hoy día- emprendieron una búsqueda espiritual que les llevó a abrazar las tradiciones orientales (fue también en ese confuso hervidero de espiritualidad donde apareció la corriente New Age). Florian Fricke fue uno de ellos.

Nuestro hombre estudió piano, fue crítico musical y también cineasta antes de transmutarse en el alma-mater de este extraño “grupo”. Pero, además de las películas que él mismo dirigió, su nombre está íntimamente ligado al de su amigo Werner Herzog, uno de los cineastas europeos más singulares y controvertidos de la segunda mitad del XX. Fricke compuso la música para muchas de sus películas: Nosferatu (1979) Aguirre, la cólera de Dios (1972) o Fitzcarraldo (1982) gozan de los ambientes de este -como difícilmente podría ser de otra forma tratándose del mundo de Herzog- singular y excéntrico artista. Véase el cameo que realizó en una de sus películas –de mis favoritas-, El Enigma de Kaspar Hauser (1974), donde se le puede ver interpretando a un pianista ciego y autista (también llamado Florian) cuya música deja perplejo a su tutor.


Por desgracia, la producción discográfica de Popol Vuh, además de no ser demasiado accesible, es un auténtico galimatías: muchos temas aparecen después añadidos en diferentes reediciones de álbumes posteriores, aunque tengan poco que ver entre sí. “Aguirre” el tema principal de la película de Herzog –y que, por cierto, acaban de reeditar en DVD- puede encontrarse en multitud de versiones distintas, pero no me meteré en semejante lodazal discográfico. La versión a la que me refiero puede encontrarse como bonus-track en una reedición en CD (sello Spalax, 1996) del álbum In den Gärten Pharaos (1971). En la banda sonora de la película se incluyen otras tantas, más o menos diferentes.

Estamos en la primera época de los Vuh y aquí el Melotrón es el instrumento que domina, creando un sonido majestuoso, similar al de unos extraños coros. No hay ningún instrumento de percusión, y el otro protagonista, el famoso sintetizador Moog, es el que provee un elemento de anclaje (sonidos que se repiten una y otra vez). Si se ha visto la película, resulta casi imposible no asociar la música con sus poderosas imágenes. El conquistador Ponce de León, encarnado en el filme por el kamikaze Klaus Kinski, se abre paso con su grupo entre la selva. Lo que se extiende a sus pies es un paisaje grandioso, pero hostil, y que anticipa de alguna manera la locura que acecha a su espíritu megalómano. La música tiene ese mismo carácter alucinado, como salida de un sueño (lúcido).

Aguirre (L'acrime di rei) en la banda sonora de la película. Versión casi idéntica a la que hago referencia.

Si yo, Aguirre, quiero que los pájaros caigan muertos de los árboles... los pájaros caerán muertos de los árboles. Yo soy la ira de Dios. La tierra que piso me ve y se estremece. El que me siga a mí, y al río, ganará riquezas innombrables. Pero el que deserte...”

El álbum original se componía de dos piezas largas: “In the Gardens of Pharao” y “Vuh”. Grabados en el interior de la colegiata de Baumburg, en Altenmarkt an der Alz, los sonidos electrónicos generados por Fricke se asemejan a voces extrahumanas, creando un ambiente poderoso e inquietante. No hay ni rastro de melodía ni de desarrollo de ningún tipo y sin embargo, funciona. It just works. En “Vuh”, la segunda parte, emplea el órgano de la colegiata, con lo que confiere al sonido más consistencia y energía. Los “aaaaaaah” entroncan de lleno con la corriente más cósmica de la era kraut.

Popol Vuh improvisando, en 1971

Florian Fricke se convertiría al cristianismo poco después de terminar la banda sonora de Aguirre, lo que le llevaría también a eliminar de su discurso, en gran parte, los instrumentos de carácter electrónico. Pasó entonces a experimentar con sonidos acústicos, suaves en ocasiones (Hosianna Mantra, 1972) y más pesados en otras, acercándose a un terreno más cercano al rock psicodélico que se practicaba en la Baja Baviera (Amon Düül II), por ejemplo en Letzte Tage-Letzte Nächte (1976). Falleció el 29 de diciembre de 2001 de un ataque al corazón. Con él se fue un heterodoxo de la música popular, un creador de pequeños mundos, un Aphex Twin místico.