sábado, 24 de noviembre de 2007

Superlópez - La Gran Superproducción

Bigotudo, narigudo y algo medianía -como se empeña en recordarle una y otra vez Luisa Lanas- Superlópez era uno de mis personajes favoritos del glorioso plantel de Bruguera. Al menos en los doce primeros álbumes, en los que se pueden encontrar gags de antología. A partir de “Al centro de la tierra”, el número 10, Jan optó por introducir cambios: el dibujo sin duda era mejor, más detallado y preciso, pero el tono general de las historias había cambiado… Jaime González Lidenbrock pasó de ser un repugnante y chivato pelotillero a ayudar al héroe en todas sus aventuras, y el paroxismo desenfrenado de los principios fue derivando hacia intrigas más o menos afortunadas, sin duda muy dignas y en la mayoría de casos salvadas por el muy buen hacer de Jan, pero en otros algo anodinas y simplonas (con cargantes mensajes antidroga y cosas por el estilo). El propio autor parecía ser consciente de ello; era corriente ver al principio de la historieta a algún personaje quejándose de que había comenzado “otra de las sosas y lamentables historietas de Jan”.

"Mueve multitudes, enciende pasiones, potencia la imaginación y distribuye dinero a patadas... ¿El cine?¡No, hombre! La vanidad". Pepe Moviola.

Es difícil elegir una, existiendo maravillas como “Los Cabecicubos”, “Los Alienígenas” o "La Caja de Pandora", pero mi favorita quizá sea “La Gran Superproducción”(1984) porque es una de esas cosas que, por mucho tiempo que pase, nunca te falla. He vuelto a releerla por enésima vez y, claro está, he vuelto a descojonarme con ganas. Y es que hay demasiados puntazos en esta joya como para no hacerlo.

El argumento viene a ser el siguiente: El misterioso Jefe sin nombre convierte su siniestra oficina en una productora de cine llamada Llauna Films y contrata a Cecilio Bemille (director de “El Último Mambo en Madriz”) para que dirija "Tronak El Kárbaro", un guión de López escogido entre todos por culpa de un error de la señora de la limpieza, que los desordena. Para interpretar los disparatados papeles se contrata a famosos actores: un terminal Brut Kanlaster hace de Gran Karkatak, Tetrarca de Karb; Valerie Astro, megaestrella de tintes putescos, interpreta a la bruja Tekla de Karb... Los demás actores ya están en otro nivel: un cachas con tupé llamado Miguelito Miguel Gómez (Mister Piernas 1984 de la Discoteca “Kalamitad”), que interpreta a Tronak adulto, mientras que el papel de Tronak niño corresponde a Marcelino Vinopán, un petardo de extrarradio cubierto de mugre que se pasa todo el tiempo pidiendo pitillos y que acaba de fugarse de la “prote”. Solía “zumbar tequis” (robar coches) antes de dedicarse al cine. Su frase antológica: “Lárgame un cilindrín, fotero”, dirigiéndose al cámara, que lo mira totalmente perplejo y con un interrogante sobre su testa.

Pero desde luego, la parte que debería pasar por derecho propio a los anales de historia es la final, donde se muestra el resultado del apresurado montaje que hace Superlópez. Una chapuza absoluta: fotogramas del revés, escenas equivocadas, todo un caos con el que los críticos quedan deslumbrados, calificándolo de “una denuncia del aplastamiento del hombre por la masificación de los medios de producción” o “una interrogación interdisciplinaria de unos personajes tipo que reaccionan contrariamente a lo que cabría esperar”. Así que finalmente la película, contra todo pronóstico, resulta ser el mayor éxito de la XVI Muestra Internacional de Cine de El Masnou.

Recomiendo esta historieta con todo mi corazón. Además la tienes en cualquier tienda de tebeos, dentro de la colección Olé! Superlópez, es el número 9. Creo que cuesta 3 ebros o asín, no lo sé; mi ejemplar está todavía en pesetas.

¿Y qué es una script girl…?

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