Este lunes pasado volví de Alemania con un avión de la serie MD-80 de la compañía Spanair, en un vuelo de código compartido con Lufthansa.
Ayer, como ya todos sabemos, se estrelló un MD-82 de Spanair, código compartido con Lufthansa, causando más de 150 muertos y veintitantos heridos.
Desde que me he enterado de la noticia me domina una sensación extraña, espoleada por las coincidencias, claro. Podía haberme tocado a mí, o a cualquier amigo o familiar que cogiera un avión, y en el fondo no importa el puto modelo que sea. Me resulta imposible en este caso no ponerme en el lugar de todas esas personas y me aterroriza lo caprichoso del destino.
No voy a llegar al extremo sensiblero y subnormal de ciertos medios: "Todos íbamos en ese avión". ¡Y una mierda! Para empezar, caballero, si hubiera ido usted en ese avión, no podría estar ahora soltando todo ese detritus por su asquerosa bocaza. Qué ganas de golpear en el occipital a todos esos mamones.
Pero en fin, para variar, vergonzoso el trato de la tragedia por parte de los medios, todos en general. Algunos más que otros, pero en el fondo, todos una puta basura deleznable. Deleznable el pasillito con micrófonos a gente que llora desconsolada, deleznable también el goteo de informaciones contradictorias, deleznable el gusto por sensacionalismos infundados, deleznable la cháchara nauseabunda de gentuza hambrienta de carnaza que dar a los zombies.
Qué falta de respeto, qué falta de ética profesional, qué falta de todo.
Que os den por el culo, hijos de puta.
jueves, 21 de agosto de 2008
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2 comentarios:
estoy contigo, en españa para muchas cosas somos surrealistas de mal gusto
Si por la gente fuera entrarian en la sala de autopsias.
Tan abyecto o más que el morbo es la espantosa plaga de los psicólogos.
Ya no se puede llorar a solas, o rezar, o emborracharse etc, sin tener al lado a un plasta,una plasta más bién, que te vaya diciendo cómo tienes que reaccionar o en qúé etapa del duelo te necuentras.
Yo les pegaría una bofetada que los mandariá de vuelta a la facultad.
esta mania psicologizante es un síntoma más de infantilización de la sociedad.
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