martes, 15 de julio de 2008

Emil Cioran

Me extraña bastante no haber mencionado aún en este blog a Cioran. Es uno de esos autores que he ido relegando, con el paso del tiempo, dentro de mi panteón de luminarias. Lo leí con bastante fruición durante la adolescencia; me complacía enormemente su escritura explosiva, como fogonazos apocalípticos. Quizá sea lo último la única cosa que verdaderamente me sigue atrayendo de él: su gusto por el Apocalipsis y su desprecio a la utopía. Por otro lado, ya había entonces cosas que me molestaban bastante; cosas que ahora se han convertido en obstáculos insalvables entre ambos.

Hay en él un exceso de capricho y de irresponsabilidad. Cioran hace trampa, y no me vale que él mismo lo reconociera continuamente. Minimiza la base de cualquier cosa, anula todo proceso, todo razonamiento, sea de la naturaleza que sea; y así todo se convierte en pura excreción de humores, estados pasajeros intercambiables unos por otros, misticismo abortado. Todo eso, que entonces me daba bastante gustito, ya no me aporta nada. Únicamente veo una colección de perplejidades; un espíritu perdido, como él mismo definió, en “la embriaguez del atolladero”.

Un hombre que solía quejarse del exceso terminológico de la filosofía moderna (dijo darse cuenta de la farsa que la sustentaba al leer “El ser y el tiempo” de Heidegger), pero que a su vez también abusa notablemente del lenguaje al decir cosas como “La vida es el kitsch de la materia” o “Resulta increíble que la perspectiva de tener un biógrafo no haya hecho renunciar a nadie a tener una vida”, entre otras muchas de sus perlas.

Es curioso que, a pesar de su pasado en la Guardia de Hierro de Codreanu, sus aforismos sean munición fácil para ilustrados vitalistas de la estirpe de Savater (el encargado de introducirlo en España, cosa que ya debería haberme hecho sospechar). Al ser tan fácilmente citable y comprensible, sus aforismos, como se encargan de recordarnos, sirven como “cura contra la vanidad” y también para “mofarnos de nuestras ambiciones y el absurdo de nuestras vidas”. Además, otorgan siempre una engañosa sensación de profundidad (aspecto que siempre denunció de la filosofía occidental).

Quizá sirva como azotamentes hasta cierto punto (y es cierto que vivió de forma muy austera y que rechazó todos los premios literarios que se le otorgaron, lo cual le honra) pero lo que es yo, he perdido ya el interés en sus desoladas cavilaciones. Ejemplos en este blog, que recopila sus cuadernos.

2 comentarios:

el zurdo dijo...

Hay un libro, LA PLUMA Y EL ARCANGEL, que mencioné alguna vez en el menú shadowliner, sobre las relaciones entre varios intelectuales rumanos y la Guardia de Hierro, donde se retrata muy bien a Cioran y lo que tiene de bluff.
Yo asocio sus autotraiciones y su ambivalencia buscavidas en el París gauchista y postmoderno (él es una de las semillas de la postmodernidad en tanto que coartada descomprometida y cínica -como Baudrillard, a partir de su fijación con Jomeini, supondría el polo opuesto y semilla de incorrección política desde unos presupuestos inicialmente postmodernos-) con las piruetas de Cela (tan bien descritas en aquella HISTORIA DE LA LITERATURA FASCISTA ESPAÑOLA de mediados de los 80 -libro antipático pero esclarecedor en no pocos aspectos-) desde sus bravucones y tremendistas orígenes hasta su final, sin más obsesión que galardones y dinero y obsesionado con borrar huellas de su pasado.
Lo he contado alguna vez: cierto libro de Cioran prologado por Savater me produjo tanta irritación (por la lectura del prólogo y las dos primeras páginas de Cioran en las que arremetía contra algo tan sagrado para mí como el fanatismo) que no pude continuar la lectura y me dieron ganar de pulverizar el libro con mis propias manos.

CISNE ABYECTO dijo...

CREO QUE LA EDAD LE TRAJO UNA HERMENEUTICA INCORRECTA, RESPECTO DE ESTOS TEXTOS EN PARTICULAR,,, TAMBIEN CAMUS SE BURLO ALGUNA VEZ DE LA TERMINOLOGIA SARTRIANA, AUNQUE EN REALIDAD CIORAN NO USA LA PARAFERNALIA DIFICULTOSA DE LA EXEGESIS EXISTENCIALISTA,,, ES COMO QUERER SER LE SORCIER DE GRIMALDI Y TERMINAR SIENDO EL EXTRANJERO DE ELEA,,, HAY RAZONES INSUFICIENTES QUE MUESTRAN EN SU ESCRITO MAS UNA RABIETA ORIGINADA EN LA CONFUSION,,, QUE UNA VERDADERA MADUREZ EN LA LECTURA