El canal TCM pasó Arrebato este domingo pasado. Evidentemente, volví a tragármela con sumo deleite; cada vez que la veo me gusta más, es maravillosa. Lástima que no pude grabar la entrevista que Méndez-Leite mantuvo con Zulueta antes de la emisión. De todas formas, por lo que pude ver resultó un pelín caótica, dado que Zulueta no es exactamente un hombre de palabras, ni tampoco un intelectual. No le gusta explicar lo que hace; él sólamente disfruta creando imágenes, sea en carteles y dibujos o en cine.
Eso es lo propio de un gran artista, un artista iluminado, tocado por la gracia, como lo es él. Basta ver la película para comprobarlo; esta vez (no sé si es la quinta o la sexta) tuve todo el tiempo una sensación particularmente intensa de que Zulueta no sabía muy bien lo que estaba haciendo mientras filmaba, como si fuera presa de una intuición divina. ¿Es una película rara? posiblemente, pero no lo es de una manera arbitraria y gratuita, no es vanguardista-porque-sí. Su rareza surge del amor, de un amor auténtico y sin rodeos por el cine y el poder de las imágenes. Y eso es algo imposible de falsificar. Quizá sea una de las razones por las que la película se ha conservado tan bien. Incluso yo diría que ha ganado con el tiempo…
Muchas de esas imágenes se quedan grabadas a fuego en el córtex cerebral. Ana (Cecilia Roth) metamorfoseada en Betty Boop, Pedro (Will More) subido en el mueble con cara de Peter Pan alucinado y apagando la luz con un estornudo, el Blandi Blub, los cromos de “Las Minas del Rey Salomón” (¿Cuánto tiempo podías quedarte mirando este cromo…?), las chutas, los hipnóticos Súper 8 que drenan la vida de ese alter-ego de Zulueta, cargados de ritmos misteriosos, llenos de tesoros y éxtasis, como la vida misma. La entrega total, un salto al vacío, sin red ni arneses. Ese fotograma… es nuestra única oportunidad. No lo dejes pasar… debes comprobarlo.
Un poder de fascinación intacto, imágenes capaces de abrir mundos enteros… El sonido acompaña este maravilloso trance con graznidos, sirenas… Pero lo importante es que miramos al otro lado y volvemos a ser jóvenes otra vez, porque descubrimos lo que somos y deberíamos atrevernos a ser. Arrebato es capaz de cambiar tu manera de ver las cosas… no creo que eso pueda decirse de muchas películas, ni siquiera de muchas obras de arte. Yo podría contarlas con los dedos de una sola mano.
Tan sólo puedo lamentar que Zulueta no se haya prodigado más, porque es uno de nuestros mayores genios. No me cabe la menor duda de ello.
Años, siglos…toda una mañana…imposible saberlo. Estabas en plena fuga, en éxtasis…colgado en plena pausa…arrebatado.