domingo, 25 de enero de 2009

King Crimson - The Night Watch (1997)

"¿Rock progresivo? Puaf". Eso es lo que habría dicho, con una mueca de disgusto, si me hubieran preguntado hace tres o cuatro años acerca del "género". Yo, que había sido educado musicalmente con números del Ruta 66 y del Rockdelux, revisados una y otra vez en las visitas al excusado, me había terminado por adherir a ese rechazo punk de tercera generación por esa rama del rock setentero. Repetía la lección siempre que se daba el momento: "el rock progresivo era cosa de músicos con ínfulas que aburrían a las piedras. Menos mal que el punk vino a salvar el rock". Las canciones que pasaran de 5 minutos eran ya sospechosas. Todo debía de ir "al grano", los solos de guitarra eran el mal y había que sospechar de los músicos que dominaran su instrumento, por lo general. ¿Yes? El mal. ¿Wishbone Ash? El mal. ¿Van der Graaf Generator? El mal y nada más que el mal.

Era un lugar común como cualquier otro, una limitación absurda. Sin embargo, un día uno se descubre gustando de aquello que despreciaba mecánicamente, por convención. No es que todo el rock progresivo me guste; hay cosas que son irremediablemente difusas, pajeras, pretenciosas. Además, los grupos que se meten en este saco son muy diversos: Hablamos de miles y miles de discos que pueden incluirse bajo esa etiqueta. Ni en varias vidas llegaríamos a escucharlos todos. No, no es lo mismo Soft Machine que Jethro Tull, como tampoco es lo mismo Can que Gong, ni Mike Oldfield que Emerson, Lake and Palmer, etcétera. Algunos de estos discos están difíciles de conseguir, lo que obliga a recurrir a veces a Amazon o a las sufridas descargas en mp3. De todos modos, no hay formato comparable al vinilo, lo digo y lo seguiré diciendo. Estará caduco y todo lo que ustedes quieran, pero se MEA en todo lo demás. Al menos si se usa un tocadiscos decente (hay que aflojar la pasta). ¿Que se raya? No hay ni un vinilo en mi casa que no se pueda escuchar, a diferencia de algunos cedés casi nuevos que han quedado prácticamente INUTILIZABLES y sumidos en un loop infinito. No los he utilizado para masturbarme ni para limpiarme el culo: es que es un formato de mierda, nos vendieron la burra y se acabó.

En fin, aunque sea en CD, he estado escuchando mucho -y a esto venía todo lo anterior- un interesante disco de King Crimson en directo: "The Night Watch". Grabado el 23 de noviembre de 1973 en el Concertgebouw de Amsterdam, contiene una alineación estelar: David Cross (violín, viola, melotrón) John Wetton (bajo, voz), Bill Bruford (batería), y cómo no, Robert Fripp (guitarra, melotrón). Es la época de los contundentes "Red", "Starless and Bible Black" y "Larks' Tongues in Aspic". Quizá sea la mejor formación de los Crimson, puro poderío... ¡tanto que a veces casi parece un puto grupo de heavy metal! La calidad de sonido es excelente, salvo alguna pequeña pega (como por ejemplo, lo poco que se oye el bombo de Bruford). Momentos estelares: "Easy Money" (di-ra-daaa, di-di-raa-da-da-da-riii), "Exiles" (muy similar a "Epitaph", del famoso primer disco), "Fracture" (Robert Fripp luciéndose en el mástil), "The Night Watch" (con el melotrón yéndose a paseo), y "Larks Tongues in Aspic, Pt. II" (momento trallero del disco). Para cerrar, una versión de "21st Century Schizoid Man", que quizá sea la única canción que no supera a su versión original. El resto de versiones, puedo asegurarlo, lo hace.

Este año pasado salió también una reedición del box-set "The Great Deceiver" (aparecido originalmente en 1992) que registra grabaciones de esta misma época a lo largo de 4 CDs... La verdad es que el Fripp, que tonto no es, ha exprimido bastante el rollo este de los directos en los últimos años. Aquí lo dejo, y os digo: ¡Bajadlo! (o compradlo en Amazon). Vale bastante la pena.

Bájalo aquí (mp3, 192 kbps)




Disco 1:

1. Easy Money
2. Lament
3. Book of Saturday
4. Fracture
5. The Night Watch
6. Improv: Starless and Bible Black


Disco 2:

1. Improv: Trio
2. Exiles
3. Improv: The Fright Watch
4. The Talking Drum
5. Larks' Tongues in Aspic (Part II)
6. 21st Century Schizoid Man

4 comentarios:

el zurdo dijo...

Descubrí a KC en el 84, unos meses después de mi salida de LA MODE. Fue LIZARD (encontrado en una tienda de saldos creo que por un barrio periférico) por dónde me metí en el mundo de Fripp. A fines de los 70 había escuchado el primer álbum, que sigue siendo el que más me impresiona, así como el triple recopilatorio aquel con espléndidas y grotescas ilustraciones de portada y contratapa (ambos a través del señor Zancajo), pero envuelto en el marasmo de la Movida, esa incipiente atención quedo en suspenso.
Hoy, entre vinilos, bajadas por Internet y regalos de Charlie en mp3, creo que tengo casi todo lo de Fripp (me faltan los discos de graduación con los jóvenes guitarristas y alguna cosa con David Sylvian).
Mis momentos más grandes son:
IN THE COURT OF THE KC (enterito);
y, a la zaga, esas revisiones de dicho disco que supone el material de IN THE WAKE OF POSEIDON en su cara a (sobre todo CADENCE AND CASCADE y la que da título al álbum) más esa inquietante CAT FOOD (que siempre asocio con el COME TOGETHER de Beatles) y las líricas pildorillas de PEACE (bienvenida y cierre);
LADY OF THE DANCING WATER y PRINCE RUPERT AWAKES (de LIZARD);
FORMENTERA LADY, PRELUDE y ISLANDS (del disco homónimo);
EXILES (de LARK'S TONGUE IN ASPIC -vinilo que, por ser el más reciente que he degustado, todavía está pendiente de más reescuchas-);
del que comentas en esta entrada, la impronta me la dejaron THE NIGHT WATCH y TRIO;
de RED, me quedo con FALLEN ANGEL y STARLESS;
y el último disco de KC en el que puedo detectar un tema diferenciado que me produzca una especial querencia es DISCIPLINE y el tema, EL CIELO PROTECTOR, con sus aires saharianos.
A partir de ahí la experimentación de Fripp me resulta interesante y grata pero, más como un todo ambiental a lo Eno, como un mundo en el que bucear sin límites ni contornos precisos.

el zurdo dijo...

Ah, y debo bastante de mi creciente interés por Fripp más allá de piezas concretas, al estupendo libro de José Miguel López (riguroso y entusiasta a la vez).

Los ojos sin rostro dijo...

Ya me imaginaba yo que te gustaría KC, aunque fuera por tu adhesión a la anomalía setentera. El "Discipline" me gusta bastante; una vez me encontré con Adrian Belew tras un concierto de KC (bastante olvidable) pero un gilipollas lo espantó. Me habría gustado charlar un rato con él. El libro que comentas no lo conozco y tiene muy buena pinta.

Lo último que sé de Fripp es que ha hecho los sonidos del Windows Vista, siguiendo el ejemplo de Eno (que hizo los del 95).

Unknown dijo...

Yo creo que me enganché un poco con los Crimson al escuchar Lark's Tongues in Aspic, pero después me fui abriendo hacia otras cosas (del lado progresivo, me había dado una locura con Gentle Giant). Pero cuando escuché Discipline me di cuenta que Fripp era un fuera de serie, y de ahí en más los sigo escuchando, incluso los vi una vez en Buenos Aires. Crimson --en sus diferentes formaciones-- es una banda excepcional, músicos muy talentosos. Fripp es un innovador, y crea unos climas increíbles.