Todo el santo día con la cancioncita en la cabeza… "¡Bájate el de Architecture in Helsinki!" Me recomendaba un compañero. "Es muy indie y tal, pero guay". Desde luego con ese nombre no hace falta que me lo jures. A mí me da igual que sea indie, sobre todo porque nadie sabe qué es eso. Y bueno, la verdad es que el disco está bien, pero es que está hecho como a trocitos: Una melodía (normalmente pegadiza) por aquí, un desarrollo orquestal rarito por allá, luego un poco de Belle and Sebastian, ahora un punteíto de guitarra, una chica cantando a lo B’52, en fin… demasiadas ideas a la vez para mi gusto. Pero, ¿qué más da?
Porque este soniquete, ya les digo, todo el día dale que te pego. Puede que en cuatro días no me acuerde ya, pero me importa un bledo. Las canciones pop no tienen por qué durar tanto, pueden ser un puro usar y tirar (y de hecho lo son en un altísimo porcentaje). Si una canción pop sirve para que alguien la cante en la ducha, ya es algo.
Además es que el video mola bastante, está hecho como con sprites de juegos 2d; alguno parece casi directamente sacado del Metal Slug.
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